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El gesto primario. Sobre 'Cada cosa, casi todo' de Ana Bidart en Proyecto Paralelo

Reseña

El gesto primario. Sobre 'Cada cosa, casi todo' de Ana Bidart en Proyecto Paralelo

por Lia Quezada

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4 min

La fila para entrar al elevador es larga, pero insisto en que la hagamos: algo en su verde olivo me intriga. El número que indica el piso en el que estamos se ilumina siete veces antes de revelar el interior de la galería.

Ana tiene razón: la exposición cambia según la hora en la que se visita. Vine el viernes en la tarde y volví el lunes en la noche. Vendré una vez más, a mediodía; será miércoles. Los tres recuerdos se intercalan: la primera vez, la artista me guio entre las piezas. La segunda, fue una parada en el recorrido del Material Monday; había mezcal y yo traía unas sandalias que brillan. Hoy está nublado; llovió ligeramente. Hay dos cuadros nuevos, recién llegados del stand de Proyecto Paralelo en ZONA MACO de este año.

Es cierto, también, que la sala no tiene un personaje principal. El montaje remite a un estudio: unas chanclas de goma –a la venta en $1,400 USD– parecen haber sido olvidadas en una esquina; el interruptor de luz está manchado de pintura azul; en una de las paredes encuentro bosquejos de las piezas expuestas. Los cinco lienzos, además de carecer de bastidores, dan la sensación de seguir en proceso: se podría añadir una pincelada más acá o allá.

Ana Bidart, ‘Cada cosa, casi todo’, vista de instalación. Cortesía de la artista y Proyecto Paralelo. Foto: Alfredo Mora
Ana Bidart, ‘Cada cosa, casi todo’, vista de instalación. Cortesía de la artista y Proyecto Paralelo. Foto: Alfredo Mora

A la artista le interesa esa idea de la obra abierta. Me lo dice respecto de (puerta) (2024), intervenida con pintura acrílica y yeso, sostenida por un poste de madera con tres bisagras que posibilitan su movimiento. Originalmente sirvió para realizar los Grabados experimentales que presentó en la novena edición de Salón ACME. Fue hasta esta exposición que empezó a explorar su posibilidad como pieza.

La segunda vez que asisto, durante la inauguración, me acerco a ella para verificar que el secreto que Ana me confió –una carita feliz pintada sobre una de las columnas blancas de la galería– siga ahí. Por la ventana veo a dos personas lanzándose un globo en las oficinas de enfrente. Busco a la artista con la mirada, como queriendo que los vea, y la encuentro entre los asistentes, vistiendo una blusa blanca con –por supuesto– manchitas azules.

Ana Bidart, ‘Cada cosa, casi todo’, vista de instalación. Cortesía de la artista y Proyecto Paralelo. Foto: Alfredo Mora
Ana Bidart, ‘Cada cosa, casi todo’, vista de instalación. Cortesía de la artista y Proyecto Paralelo. Foto: Alfredo Mora

Hay algo lúdico en el trabajo de Ana. Microdancing (2024), mi lienzo favorito, tiene formas bacterianas a las que llegó poniendo la tela en el suelo, diluyendo el óleo y esparciéndolo con sus talones. En los otros monocromos, usó hilos, tapas de frascos, vasos y trapos: lo que tuviera a la mano. “Es algo parecido a dibujar sobre la arena, en la orilla del mar”, dice. Lúdico no en un sentido infantil, sino primario: algo simple, espontáneo y, de cierta forma, antiguo. Como un lenguaje no escrito.

Ana Bidart, Microdancing (detalle). Cortesía de la artista y Proyecto Paralelo. Foto: Alfredo Mora
Ana Bidart, Microdancing (detalle). Cortesía de la artista y Proyecto Paralelo. Foto: Alfredo Mora

tmp (archivo de datos temporales) (2023), la pieza al centro de la sala, consiste en 32 fragmentos de piedra caliza intervenidos con grabados y acrílico. Cada una, me cuenta, guarda distintos niveles de registro: los de las capas geológicas que dieron forma a la piedra, los de la sierra que la cortó y los que ella inscribió y pintó. Le pregunto por el 32, y habla de piezas dentales; pregunto por el azul, y habla de planos de construcción. Le pregunto, por último, sobre la disposición de las piezas: dice que el espacio en el medio fue contemplado para el cuerpo de quien las observa.

Ana Bidart, ‘Cada cosa, casi todo’, vista de instalación. Cortesía de la artista y Proyecto Paralelo. Foto: Alfredo Mora
Ana Bidart, ‘Cada cosa, casi todo’, vista de instalación. Cortesía de la artista y Proyecto Paralelo. Foto: Alfredo Mora

Es el tercer día y me pongo en cuclillas, al centro de la mandíbula. Me gusta el contraste entre las piedras y el reflejo de la torre BBVA sobre el edificio de enfrente. A Ana le interesan los vestigios que deja el cuerpo sobre la superficie, ya sea el desgaste en los escalones de una escalera, el cráter de Chicxulub o las pinturas rupestres en Serra da Capivara, al noreste de Brasil.

Lia Quezada

Publicado el 30 marzo 2025