“I May Use An Electric Drill, But I Also Use A Hammer”
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Gabriel Rico presenta su exposición I May Use An Electric Drill, But I Also Use A Hammer en la galería OMR de la Ciudad de México.*1 Tuve la oportunidad de platicar con el artista sobre su proceso de trabajo, los productos de la globalización, los nuevos paradigmas digitales y otras reflexiones del mundo contemporáneo.
Al entrar a la muestra, un extraño ruido estático invade la sala principal. En un primer vistazo, uno se enfrenta a un oryx y a un venado disecados que se miran cara a cara. Hay pelotas de plástico en colores llamativos y diferentes tamaños incrustadas en sus cuernos. Unas cuantas rocas rodean la particular escena. Las paredes están recubiertas en su totalidad por pedazos de ramas; en uno de los muros, el acomodo es interrumpido por un círculo, un cuadrado y un triángulo en metal dorado y luz neón azul.
La selección de materiales que configuran la instalación conlleva un largo proceso en el cual Gabriel pone particular énfasis en las texturas de los objetos. El audio surge de una colaboración entre Rico y la disquera neoyorkina Blank Forms, en la cual una grabación análoga se digitalizó, manteniendo los efectos que la tierra y la estática le proporcionan al sonido. Entre las piedras, hay basaltos, canteras y granitos que el artista recopiló en diferentes viajes. Balones hechos en masa con plásticos en naranjas y amarillos chillantes. Las líneas entre los elementos naturales y artificiales son difíciles de trazar, de los animales en la escena no queda más que sus restos taxidérmicos.
Más adelante, unas tabletas electrónicas invitan al espectador a volver a recorrer la exposición, esta vez mediada a través de una pantalla. Cuando se alzan frente a la vista, aparece un nuevo mundo animado: un zorro digital merodea la escena, los animales disecados encarnan una conversación sobre máquinas y organismos vivos en la cual imaginan un satélite y el planeta tierra. Las piedras recitan frases de Epícuro sobre una vida placentera y piensan en objetos cotidianos como coca-colas, raquetas de tenis, martillos y otros irreverentes inventos humanos.
Vista de instalación, Gabriel Rico
I May Use An Electric Drill, But I Also Use A Hammer, OMR, 2021. Foto: Fabiola Talavera. Cortesía del artista y OMR, Ciudad de México.
Las ideas de lo absurdo y antitético fueron fundamentales en la elección de las animaciones digitales y de los elementos físicos. Abrieron la posibilidad de confabular a partir de la antropomorfización de objetos comunes y de desafiar las leyes de la física. Por ejemplo, los perímetros de las geometrías platónicas en el muro que se iluminan con flamas digitales, un planteamiento que imagina la existencia de estrellas luminosas con formas distintas a lo que las leyes de la física permiten. En su contraparte atómica, Gabriel me señala la semejanza que tienen los hexágonos de los balones de soccer con las moléculas de carbono, ingrediente principal de todo aquello vivo.
A diferencia de otras aplicaciones de realidad aumentada que están en constantes loops cortos, la duración completa de esta experiencia para ver y leer todos sus contenidos es cercana a una hora. Decisiones como el poner ramas en todos los muros corresponden a necesidades técnicas de las cámaras de las tabletas para poder dimensionar su localización en el espacio y situarnos fuera del habitual cubo blanco de las galerías. El desarrollo tecnológico necesario para la muestra tomó a Rico y a su equipo de programadores más de dos años.
El trabajo de Rico hace constantemente referencia a las traducciones de lenguajes entre disciplinas. La conversación entre el oryx y el venado cita fragmentos del libro Culturas Epistémicas: Cómo las ciencias producen conocimiento (Harvard University Press, 1999) de la socióloga Karin Knorr Cetina, el cual argumenta cómo la biología molecular y la física de alta energía producen conocimiento bajo las codificaciones propias de cada campo científico. De la misma manera, el título de la exposición I may use a an electric drill but I also use a hammer refiere a la posibilidad de analizar y realizar una solución a un problema de múltiples maneras.
Vista de instalación, Gabriel Rico, I May Use An Electric Drill, But I Also Use A Hammer, OMR, 2021. Foto: Jacob Flood. Cortesía del artista y OMR, Ciudad de México.
Gabriel Rico se considera a sí mismo como un medio de investigación a partir de su experiencia como humano. En muchas ocasiones, los objetos que Gabriel selecciona para representar en sus piezas son productos de la globalización, mercancías que igualmente cargan con connotaciones negativas y con símbolos reconocibles que atraviesan culturas regionales.
En una observación sobre nuestros tiempos pandémicos, Gabriel apunta sobre cómo el uso del internet y las tecnologías digitales se han desarrollado de manera precipitada durante la pandemia, lo que ha obligado a muchos a estar pegados al monitor para continuar desarrollando sus labores cotidianas: “No falta nada para que existan salas de operación donde ya no haya humanos y donde inevitablemente nos convirtamos en objetos”, remarca Rico. Ante este probable futuro enajenado, me comenta sobre su especial interés en hacer de la realidad aumentada un suceso colectivo que se distancie de los usualmente solemnes recorridos de las galerías de arte:
Me parecía absurdo que te tuvieras que poner unos googles y que te abstrajeras del mundo físico […] Lo que quería era que esta fuese una experiencia compartida y no privada, que puedas ir con alguien más con quien pudieras compartir una tableta y platicar sobre lo que veían.
Enfocándose usualmente en la escultura y la instalación, esta es la primera vez que Rico trabaja con medios digitales. Su objetivo, al integrarlos a esta exposición, es potenciar la experiencia de los sentidos y de las posibles significaciones de los elementos. A la vez, mediar la exposición a través de la pantalla no es un requisito para disfrutarla:
Me interesaba muchísimo que no tuvieras que ser un experto en arte contemporáneo para disfrutar de la exposición y que si eres un experto de arte contemporáneo, literatura, filosofía o ciencias aplicadas, fuera lo suficientemente profunda para encontrar este diálogo.
Gabriel Rico (detalle). Foto: Diego Argüelles. Cortesía del artista y OMR, Ciudad de México.
Para apreciar la obra de Gabriel no es necesario saber más, sino saber menos: apreciar las formas y texturas que los mismos objetos tienen, preguntarnos por la manera en la que llegamos a convenir en sus significados, las implicaciones que agrega el contexto en el que se sitúan y los modos en los que nos relacionamos a través de ellos. Día tras día, una serie de signos e imágenes aparecen frente a nosotros. De manera inconsciente, nuestra mente los decodifica e interpreta. Podemos seguir en esta marcha automática, pero también podemos reconocer y cuestionar las estructuras epistémicas que nos han hecho creer que nuestro mundo es cotidiano.
*1: En septiembre 2021, Rico inaugurará la primera exposición del Institute of Contemporary Art San Diego, un museo binacional cuyo propósito principal es "cuestionarlo todo".