De otra era quedó la sal. Sobre 'Under the Volcano' de John Isaacs en Travesía Cuatro
por Bruno Enciso
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La galería Travesía Cuatro presenta la exhibición individual del artista inglés John Isaacs (Reino Unido, 1968). El título lo ha tomado de la novela homónima de Malcolm Lowry, publicada en 1947, cuya historia tiene lugar en territorio mexicano. Además de ser un guiño que puede indicarnos la intención de correspondencia entre el proyecto y el espacio que lo recibe, también implica una primera pauta para redirigir la atención a otra era. No se concentra en el tiempo de la novela, pero sí en el de un volcán: una presencia antigua, latente, anterior a cualquier civilización. El texto de sala comenta que el artista visitó Pompeya en 2023. La completa pérdida de esta junto con su ciudad vecina, Herculano, derivada de la erupción del volcán Vesubio, enmarca el imaginario que se ensaya en esta exposición.
Las obras surgen de metodologías que Isaacs ha trabajado insistentemente a lo largo de su carrera, que abarca al menos tres décadas. Todo surge de una averiguación acerca de la concepción de la historia, la manera en que construye relatos y su relación con la producción de valor o significado. Su rango plástico es vasto. Aunque prevalecen los materiales de alta durabilidad, la configuración de cada pieza los empuja hasta su entronque con la fragilidad y la delicadeza. Si bien muchas abrevan de ciertos códigos de la pintura y la escultura, en cada una se impone una singularidad; no se relacionan entre sí a través de algún tipo de parentesco, al menos no uno que sea explícito. Las interacciones no se establecen a través de lecturas literales, sino de reverberaciones entre los tiempos de cada una. El colapso entre lo antiguo y lo novedoso produce una mirada que se mueve cautelosa entre las ruinas.
John Isaacs, ‘Under the Volcano’, Vista general. Travesía Cuatro CDMX, cortesía de la galería.
La pieza que me parece más intrigante parece ser una réplica del cuadrado negro de Malevich, un ícono de la historia de la pintura y piedra angular del movimiento suprematista. Independientemente de las implicaciones que esta pintura ha tenido para pensar a su propio medio, el artista parece haberla rescatado más bien por su capacidad de perseverar en el tiempo. Digamos, con cada lectura de esta pieza no sólo se nutre su densidad y sus posibles significados, sino que se le actualiza y presentifica en distintos estratos de tiempo. Frente a este carácter que transforma el tiempo en vez de sólo acumularlo, el artista ha invocado al espectro del volcán: la superficie entera de la pintura está cubierta por pequeños cristales, un delicado manto salino-mineral en cuyas transparencias y acumulaciones se corta la mirada que intentaba saborear el argumento pictórico.
Endurecida por su revestimiento granulado, esta obra ya no puede ser únicamente atendida como una tela; está enmarcada bajo cristal porque su fragilidad ahora demanda un espacio que contenga los restos de las múltiples capas de tiempo, antes transformados, ahora petrificados. También hay cierto encanto en los destellos que produce toda esta sal aleatoria y de distintas intensidades. No obedecen a la geometría ni del cuadro ni de los meditados cortes de un diamante; en ellos se produce una relación tensa sobre el posible valor de este objeto, ¿estamos frente a la reliquia de una civilización transtemporal o frente a un objeto desconocido, un trozo de tierra que cautiva a una mirada geológica? Esta pregunta reverbera y se responde distinto en cada una de las distintas piezas. Todas las respuestas son igual de falibles.
John Isaacs, ‘Under the Volcano’, Vista general. Travesía Cuatro CDMX, cortesía de la galería.
Si bien las lecturas que me resultan más interesantes tienen que ver con los juegos conceptuales derivados de las múltiples materialidades presentes en las obras, merece la pena señalar la dimensión semántico-lingüística en la que el artista instala virajes, acertijos e ironías para desestabilizar o incluso impedir la producción de un sentido histórico absoluto sostenido en estos objetos. Un humor agudo y extraño que ha caracterizado su trabajo y el de otros artistas del movimiento de los YBAs (Young British Artists). Al centro de una de las salas, por ejemplo, encontramos un pie, en apariencia realista, pero de una proporción extra-humana, simultáneamente descompuesto y cristalizado, por efectos del volcán. A su vez, este pie funciona como un mórbido e inútil jarrón que porta un ramo de flores quebradizas de tan secas. ¿Estas flores convierten la sala en un infame recibidor de un museo en ruinas o son más bien una suerte de monumento luctuoso ante una civilización perdida? Son imágenes lúcidas y estimulantes, pero también burlonas. Escépticas ante quienes quieran adjudicarles un significado específico.
John Isaacs, ‘Under the Volcano’, Vista general. Travesía Cuatro CDMX, cortesía de la galería.
Visitar esta exposición implica ponerse a disposición de una curiosidad arqueológica que asocie libremente y ponga atención al detalle. Aunque primordialmente está construida con figuras reconocibles, una gruesa capa de ceniza endurecida ha alterado drásticamente todas sus propiedades visuales y discursivas. Presencias humanas y animales constelan, cada una desde una profundidad distinta, un enunciado vacilante que insiste en la cualidad efímera del quehacer civilizatorio en el mundo, tan efímero como sus regímenes de significado. En este suelo hiper mineralizado de aires desérticos no puede crecer ninguna poética de lo nuevo.