Cuando los polos opuestos se atraen: Jardín de Natalia Ramos
por Verana Codina
En guadalajara90210
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Jardín es una exposición individual de la artista visual e ilustradora Natalia Ramos. También es la segunda muestra que presenta guadalajara 90210 en su nueva sede, en la Ciudad de México.
Ubicado en una tranquila calle de la colonia Escandón, el sitio se conforma de un primer piso destinado al espacio expositivo, un segundo piso que alberga la casa de los fundadores del proyecto y, por último, una pequeña terraza ubicada en el tercer piso.
Desde afuera, pueden espiarse algunas de las piezas que se asoman por las ventanas abiertas de la casa. Los barrotes de la cancelería se entremezclan con las estructuras de acero de las esculturas —a las que Natalia llama ‘flores futuristas’— logrando que, incluso antes de comenzar el recorrido, opuestos tales como exterior e interior se encuentren.
Entre brincos y saltos de una disciplina a la otra, de un material resistente a otro frágil, de la rigidez a la organicidad entre figuras, podemos poco a poco descubrir que lo que aparentemente son oposiciones, son complementos. Antagonismos continuarán apareciendo para comprobar que los opuestos no siempre se repelen.
Natalia se dedica mayormente a la ilustración editorial, pero comenzó a experimentar con barro y arcilla hace tres años cuando su mamá montó un estudio de cerámica en Guadalajara.
Aunque para la artista está claro que la cerámica y la ilustración son prácticas contrarias, piensa que logró encontrar un equilibrio en el que una disciplina se nutre de la otra y viceversa. Su traslado de lo bidimensional a lo volumétrico más que contrastar, coincide.
El conjunto de obras en Jardín es el resultado de dicha coincidencia, que puede dividirse en cinco series. Dentro de la primera sala conviven los Ensambles pajarracos, los Móviles, las Flores y las Nubes, mientras que en la segunda están los imanes y, en la tercera, los Ensambles plantas.
Vista de la exposición Jardín, Natalia Ramos, guadalajara90210, 2021. Cortesía de la artista
Trabajar en otra área —una de mayor libertad expresiva— permitió a la artista expandir su campo de subjetividad, al no estar condicionada por una propuesta editorial a la cual atenerse. Al final del día, en un ámbito editorial, la ilustración debe comunicar un mensaje claro que muchas veces sólo se consigue a través de lo figurativo. La figuración es a la ilustración, lo que la abstracción es a la cerámica. Sin embargo, si enfrentamos ambas producciones encontramos que, aunque distan, la correspondencia es indiscutible: las figuras —o abstracciones— de los objetos funcionan como una síntesis iconográfica de su práctica gráfica.
Existen tres tipos de ensambles en la exposición. Ensambles plantas, ensambles pajarracos y un ensamble humano. En ocasiones, Natalia se refiere al grupo como Aspiraciones corpóreas del mundo plano: figuras que aspiran a abandonar la planicie del papel, a renunciar a la bidimensionalidad, porque buscan tomar forma, un cuerpo.
Vista de la exposición Jardín, Natalia Ramos, guadalajara90210, 2021. Cortesía de la artista
Una vez que se les concede una corporalidad, las abstracciones se erigen, son ensambladas. Surgen piezas que terminan de conformarse cuando comienzan a habitar un espacio.
Es curioso cómo la idea de ensamblaje atraviesa a la obra en dos momentos. No sólo se da al manipular y entrelazar las partes de las esculturas una vez fuera del horno de quema. Natalia también juega con el ensamble desde su configuración matérica. Para la artista, sus piezas son ‘un juego de ensambles y tierras’; yo diría que son ensambles de tierra. Desde un inicio mezcla materiales como porcelana, porcelana ahumada y distintos tipos de arcilla, en este caso provenientes de Zacatecas y de Tapalpa.
¿Nubes de tierra?, ¿flores de acero?, ¿dientes de porcelana? En este jardín convergen imágenes, materiales, procesos y disciplinas que al enfrentarse no rivalizan, sino armonizan. Lo que parece ser un contraste se vuelve una coincidencia. Para mí es claro, hay polos que más que repelerse, se atraen.