Bajo el cielo despejado después de la lluvia: sobre la obra reciente de Doble Trama
por Christian Camacho
En Castilla / Klyuyeva
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Decir Bajo el cielo despejado después de la lluvia tiene muchas velocidades en la mente. Estoy pensando en una sensación de alivio, similar a la memoria de un aroma exterior o de reflejos sobre el suelo mojado. O quizás estoy en el refugio del interior, pensando en un cielo más ligero, profundo contra el azul de la atmósfera o cruzado por un soplo fresco desde un balcón. En realidad, esta idea condensante, que también da título a la muestra, alude a un objeto en particular. O a una serie de objetos; piezas invaluables para la historia del arte y la cerámica: la célebre cerámica Ru de la dinastía Song fabricada, de acuerdo al académico chino Chen Wanli, brevísimamente entre los años 1086 y 1106 de nuestra era en pequeños hornos “de hogaza de pan” (饅頭). Sus formas, a la vez delicadas y sencillas, se encuentran recubiertas por un espectral vidriado azul pálido, muchas veces finamente craquelado, capaz de asociarse simultáneamente a la fractura del hielo, la piel del pez y, en efecto, a un particular azul grisáceo del cielo posdiluvio.
Considero que Doble Trama, dúo artístico compuesto por Ruth Aragón (Monterrey, 1993) y Alejandro “Luperca” Morales (Ciudad Juárez, 1990), desea tomar esta senda no para revelarnos una devoción a esta valiosísima cerámica, sino para sugerir un vínculo preciso con una economía artística que engloba tanto la síntesis de los fenómenos del mundo natural, como las implicaciones de esta dentro de métodos de producción artesanal.
Doble Trama, Bajo el cielo despejado después de la lluvia. Cortesía Castilla/Klyuyeva. Foto: Estudio la sombra
Las piezas aquí reunidas han sido elaboradas a través de un proceso textil conocido como tufting, del inglés tuft, que significa ‘mechón o mata’. Una técnica en la que el hilo es insertado de manera adyacente y regular en una tela base para generar gamas de áreas y texturas. Aunque sus principios son muy antiguos, este proceso resulta en realidad más cercano a la manufactura de alfombras y tapetes en la industria moderna, en la que diversas posibilidades de automatización han dado paso también a nuevas vías de diseño. Esta condición se entrelaza a su vez con una manera actual de comprender la preparación de un signo para la materia empleada: por cada punto tejido, una coordenada correspondiente en el plano vectorial digital que lo antecede, ¿qué implica esto para la obra?
Doble Trama, Bajo el cielo despejado después de la lluvia. Cortesía Castilla/Klyuyeva. Foto: Estudio la sombra
Hay que hablar sobre el proceso de Doble Trama, sobre la vía simétrica entre la elaboración manual de un tejido y la preparación de un instrumento vectorial que servirá tanto de guía como de lienzo en blanco; un receptor de distintas gestualidades que van a entretejerse con las fugas del dibujo y con el repertorio digital que acompaña a la imaginación del entorno, natural o construido, desde algo similar al render.
Las formas del paisaje que habitan el trabajo de Doble Trama han sido entendidas desde un lugar cuya correspondencia es inesperada: la calidez de un ojo profundamente sintético, concordante con lo que está y no está allí al mismo tiempo ––arbustos de la información, vegetación imaginaria, formas animadas y desanimadas. Una pequeña población de tallos, valles y texturas para la mirada y para un cierto tipo de proverbial tacto-pie que las recorre con curiosidad.
Doble Trama, Bajo el cielo despejado después de la lluvia. Cortesía Castilla/Klyuyeva. Foto: Estudio la sombra
Esta ecología sintética anima a los volúmenes; imposible estimarlos totalmente quietos o totalmente mudos. Un tipo muy particular de movimiento, parecidísimo a la pausa, está presente. Quizás el eco de las manos que han dado extensión y forma a estas piezas las moviliza después de terminadas, como ocurre al reconocer el cálido valor de los signos artesanales. Sea cual sea el origen de esta reservada energía, su presencia es otro más de los rasgos que ultimadamente actúan como una bienvenida: nuestra introducción al repertorio reciente del diálogo que Ruth Aragón y Alejandro “Luperca” Morales sostienen a través de la materia textil, su relación con el entorno y los cálculos de una imaginación cuya afirmación es también afectiva.