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'Uber: déjame entrar'. Frieda Toranzo Jaeger en Travesía Cuatro

Reseña

'Uber: déjame entrar'. Frieda Toranzo Jaeger en Travesía Cuatro

por Julián Madero Islas

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4 min

Frieda Toranzo Jaeger (1988, Ciudad de México) presenta su segunda exposición individual en México, en la galería Travesía Cuatro. Conformada por seis piezas, explora distintas estrategias metodológicas desarrolladas durante los últimos años: el tríptico plegable, la integración del bordado a la pintura y el motivo del automóvil son la fachada a un intrincado juego de operaciones conceptuales.

Toranzo nos comparte que su predilección por la pintura se debe a que encuentra en ella “el medio con mayor potencial epistemológico en la construcción de la subjetividad dentro de la historia”¹. Resultando particularmente útil para una crítica vandálica a los símbolos tradicionales de masculinidad, poder, economía. En su crítica, Toranzo signa al automóvil como símbolo “neocapitalista heteropatriarcal” y al interior del mismo como un “espacio psicológico en el que todos nos encontramos”.

En principio, estamos ante una nueva formulación del paradigma pintura-ventana, transfigurado en pintura-parabrisas; el formato plegable de tríptico que abre y cierra refuerza la sensación de situarnos al interior de un vehículo. Cualquiera que haya esperado un Uber afuera de un evento multitudinario hace coro al título de la exposición: las piernas cansadas, el gentío, el hartazgo que cesa al sentarse en el asiento del carro. Es el superlativo del grito de ¡Taxi! cinematográfico, donde la frase “sólo llévame a casa” prometía la vuelta a la razón después de la pesadilla. El asunto que parece perturbar la fantasía de confort en las piezas de Toranzo Jaeger es que el afuera se ha eclipsado, está en llamas o suspendido en el vacío. “El futuro está vacío”, añade.

Frieda Toranzo Jaeger, ‘Uber: Déjame entrar’, vista de la exposición en Travesía Cuatro 
CDMX, Mexico, 2024. Foto por Ramiro Chaves. Cortesía de Travesía Cuatro y Galerie Barbara Weiss.
Frieda Toranzo Jaeger, ‘Uber: Déjame entrar’, vista de la exposición en Travesía Cuatro CDMX, Mexico, 2024. Foto por Ramiro Chaves. Cortesía de Travesía Cuatro y Galerie Barbara Weiss.

Si el carro es el espacio psicológico del capitalismo, ¿qué puede significar este mártir en calzones aferrado al volante o el cristo-muertito de la peda en el asiento trasero? En las pinturas hay una identificación patética entre el cuerpo del mártir y la sensibilidad contemporánea. "¿Qué cosa hoy no da lugar a dramatizaciones y estrés? Envejecer, engordar, afearse, dormir, educar a los niños, irse de vacaciones, todo es un problema; las actividades elementales se han vuelto imposibles"². En efecto, como señaló Lipovetsky, “el individuo narcisista es, no obstante, propenso a la angustia y la ansiedad”³.

Frieda Toranzo Jaeger, ‘Uber: Déjame entrar’, vista de la exposición en Travesía Cuatro 
CDMX, Mexico, 2024. Foto por Ramiro Chaves. Cortesía de Travesía Cuatro y Galerie Barbara Weiss.
Frieda Toranzo Jaeger, ‘Uber: Déjame entrar’, vista de la exposición en Travesía Cuatro CDMX, Mexico, 2024. Foto por Ramiro Chaves. Cortesía de Travesía Cuatro y Galerie Barbara Weiss.

Permanecemos vulnerables y desnudxs en el interior de la cabina uterina. Es el epítome del automóvil: se conduce por sí misma. Auto-fem. Al cerrar sus puertas, la cabina se vuelve un ataúd. Parecemos condenadxs a permanecer en el interior del vehículo mientras afuera arde. En este descendimiento de la pesadilla no hay plañideras ni verdugos: el parásito es espectral. La tapa del tríptico que nos recibe reza: La misteriosa presencia de la ausencia, un mundo sin agencia. Frieda invierte la fantasía masculina del control sobre el automóvil a cambio de un estado embrionario maternado por una IA femenina.

Frieda Toranzo Jaeger, ‘Uber: Déjame entrar’, vista de la exposición en Travesía Cuatro 
CDMX, Mexico, 2024. Foto por Ramiro Chaves. Cortesía de Travesía Cuatro y Galerie Barbara Weiss.
Frieda Toranzo Jaeger, ‘Uber: Déjame entrar’, vista de la exposición en Travesía Cuatro CDMX, Mexico, 2024. Foto por Ramiro Chaves. Cortesía de Travesía Cuatro y Galerie Barbara Weiss.

Frieda Toranzo Jaeger, ‘Uber: Déjame entrar’, vista de la exposición en Travesía Cuatro 
CDMX, Mexico, 2024. Foto por Ramiro Chaves. Cortesía de Travesía Cuatro y Galerie Barbara Weiss.
Frieda Toranzo Jaeger, ‘Uber: Déjame entrar’, vista de la exposición en Travesía Cuatro CDMX, Mexico, 2024. Foto por Ramiro Chaves. Cortesía de Travesía Cuatro y Galerie Barbara Weiss.

Otro tríptico, Am moving down to Mexico, con sus puertas cerradas, muestra el telón de un teatro vampírico. Los cerrojos se abren. A los costados, espadas penetran un lago, un acantilado; al centro, una mordida de colmillos en el cuello. Las espadas, como los colmillos han sido minuciosamente bordadas; los cuerpos, las flores, la trenza que enmarca el cuadro, resultan afectivas. Uber: urbe, ubre. Al parecer, algo se ha salvado de la pérdida de agencia dentro de esta esotérica capitalista; en esta fantasía, el horizonte utópico se halla en el espacio exterior.

Julián Madero Islas

1: Esta y las referencias posteriores a las ideas de Toranzo, que aquí parafraseo, se pueden consultar en la plática que ofreció dentro del programa “Miércoles de SOMA” en octubre del año pasado. https://www.youtube.com/watch?v=yba6Z1BTkx8&ab_channel=Mi%C3%A9rcolesDeSOMA

2: Gilles Lipovetsky, La era del vacío. Ensayos sobre el individualismo contemporáneo. 13° ed. (Barcelona: Anagrama, 2000), 47.

3: Ibid., 112.

Publicado el 6 marzo 2024