Como si se tratara de los frescos encontrados en las capillas bizantinas del S.XVI, la muestra individual del artista Juan Manuel Salas, Sopa de anguilas, se inauguró el 31 de agosto en la galería CURRO, ubicada en el barrio de Santa Teresita.
La exposición se compone de una serie de pinturas en gran formato que abre la posibilidad de adentrarse a relatos cruzados en un vaivén de narrativas que nos lleva por diversas temporalidades, a manera de sueños.
Al ingresar a la sala, el contraste entre los muros blancos propios de la galería y los cuadros despiertan la sensación de encontrarnos en las ruinas de algún convento, frente a los frescos humedecidos y desgastados. Las pinturas parecen emerger de los muros, revelando y ocultando imágenes-fantasmas que parecieran narrar una serie de historias que apenas se enuncian como veladuras dentro de la composición del cuadro.
Juan Manuel Salas crea puntos de tensión entre la borradura y la revelación donde las imágenes convergen, se tocan, surgen y nos trasladan a la tranquilidad de un paisaje en medio del mediterráneo, a cálidos bodegones y a sentir tanto la humedad de la selva como el olor agridulce de las naranjas.
Un destello de luz se alza e ilumina para sobresalir en una serie de tres pinturas dispuestas en el mural lateral de la sala a manera de tríptico. Durante el recorrido, el camino se ve interrumpido por un cuadro que se encuentra sobre el suelo, con bordes metálicos, casi en contraesquina de la sala; una ligera capa de resina cubre la pintura haciendo la ilusión de estar sumergida o contenida en un estanque de agua, el reflejo nos hace adentrarnos al cuadro y revelar imágenes que me remiten a las historias de expediciones realizadas a otro continente.
Vista de instalación de la exposición ‘Sopa de Anguilas’ de Juan Manuel Salas, CURRO. Cortesía del artista y de la galería.
Salas hace uso de un gran bloque de concreto como lienzo. Su tamaño y forma irregular me hace recordar las pinturas rupestres encontradas en alguna cueva en lo alto de las montañas. Como si este bloque extraído de su origen atestiguara las huellas de una civilización.
La relación anacrónica que establecen las imágenes posibilita situarlas en diferentes espacios y tiempos. Aparecen como síntomas de épocas y lugares específicos que emergen a través de las grietas, abriendo nuevas posibilidades narrativas.
Vista de instalación de la exposición ‘Sopa de Anguilas’ de Juan Manuel Salas, CURRO. Cortesía del artista y de la galería.
Las imágenes encontradas en las pinturas son parte de la acumulación y resguardo del mismo artista, aparentemente no tienen relación entre sí, sin embargo, lo que sucede entre ellas es infinito, de ahí que respondan de forma inconsciente a la creación de una arqueología de las imágenes.
Las pinturas funcionan como portadoras de memoria que establecen conexiones atemporales, capas que se sobreponen dejando a la imagen velada como testigo de un momento.