¿Sueñan las mercancías piratas con arte contemporáneo? Sobre el ‘recurseo’ de Jimena Chávez Delion
por M.S. Yániz
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Es impresionante el modo en que nos seducen los colores y las formas. Desde antaño son los objetos con sus superficies delirantes y atractivas lo que mueve los cuerpos; del campo a la ciudad y dentro de la ciudad por todos sus laberintos y pasajes. Fue con la modernidad colonial que el mundo se llenó de objetos variados provenientes de todo el mundo, y con ellos una serie de modos técnicos de hacerlos. La diversidad visual y material creció inconmensurablemente.
Entrar a Aferrarse a los márgenes de Jimena Chávez Delion en la Galería Enrique Guerrero es dejarse seducir por la forma-mercancía en su aparecer más puro: como pura superficie sin valor de uso. La exhibición abstrae una práctica del comercio informal en el Perú. El recurseo es una actividad adicional, generalmente aparte del trabajo, que se hace para conseguir unos ingresos económicos extras para “completar el salario”, como dicen en Cuba. Aunque el recurseo se puede usar de forma general para todo trabajo informal, Chavez Delion se centra en un grupo de mujeres, migrantes venezolanas en su mayoría, cuya labor es pintar suelas de zapatos falsificados de marcas de lujo. Ellas se encuentran en el Centro Comercial Perú al Futuro, ubicado en Caquetá (Lima), un polémico mercado de contrabando.
Las mujeres desarrollan una destreza técnica impresionante para que la falsificación funcione: pintan a mano las suelas y para ello se vuelven expertas en ciertos trazos que sacados del surco de la suela se pueden leer como típicos de la pintura moderna. La serie de dibujos Encontrar mi pulso (2023) es, a primera vista, pintura abstracta moderna, pero en relación al cuerpo de obra se vuelve un comentario sobre el trabajo mecánico y el modo en que la repetición bajo el capitalismo produce belleza.
La repetición sopesada de un movimiento con finalidad produce una técnica, y esta, con el tiempo y las series acumuladas puestas en circulación, produce a su vez un estilo. Es decir, el trabajo repetitivo produce una estética. Charles Chaplin en Tiempos Modernos muestra cómo el cuerpo enajenado por el trabajo manual crea una coreografía sin sentido que se independiza del producto que en primera instancia creó esos movimientos para su producción. El cuerpo de Chaplin ya ni siquiera sirve para atornillar, pero no deja de hacer los movimientos. En ese sentido, las piezas de Aferrarse a los márgenes independizan el estilo de los productos y se exponen como un discurso de la belleza mercantil que se sostiene en los sueños de las trabajadoras precarizadas.
Jimena Chávez Delion, ‘Aferrarse a los márgenes’, vista de la exposición. Cortesía de la artista y Galería Enrique Guerrero
Pese a que son comentarios críticos sobre el pirataje de mercancías, las obras de Jimena son de una formalidad prístina. Y quizá ahí viene lo cruel. Fue la homologación del diseño con el modo de producción capitalista lo que hace parecer al capitalismo como la única modernidad posible, al grado de que la contra-economía o el recurseo es alienado por las formas hegemónicas. ¡Ahí está su peligro! La exposición evidencia que somos seducidos por igual tanto por la forma artística como por la forma mercancía. Habría que pensar si no son equivalentes.
Jimena Chávez Delion, ‘Aferrarse a los márgenes’, vista de la exposición. Cortesía de la artista y Galería Enrique Guerrero
La muestra tiene 9 series de obras, algunas de una pieza y otras de varios elementos. Todas son una abstracción o remediación de procesos fabriles precarios; la torre de suelas sin pintar, retazos de plástico que anhelan ser metal, una instalación de estantes para exhibir las suelas, un video con las mujeres trabajadoras hablando de las veces que han soñado con el trabajo, series de pinturas abstractas y gráfica de medidas y notas para realizar la piratería.
Aferrarse a los márgenes de Jimena Chávez expone el modo en que la economía sucede monádicamente. Más allá de que el PIB es la forma en que se hace visible la economía nacional, al menos en Latinoamérica, la circulación dineraria tiene recorridos esporádicos y contingentes incluso en los rincones que el capital no ve. Una economía de los márgenes permite soñar con ser, por ejemplo, centro y hegemonía. El juego está en aferrarse a un sueño: tener claro que desde la producción del valor una puede –en la periferia económica– entrar a la circulación del lujo y absorber su plusvalía. Ahí está la fe: en que el valor son imágenes en circulación y no tanto las cosas reales, falsables y recurseables una y otra vez.
Jimena Chávez Delion, ‘Aferrarse a los márgenes’, vista de la exposición. Cortesía de la artista y Galería Enrique Guerrero
En el juego por entrar en la circulación del más alto plusvalor, la artista le ganó a la economía peruana, pues recurseó el recurseo mismo en la gran máquina de producción de plusvalía global: el arte contemporáneo. Si la economía informal genera valor por homologar marcas del lujo, el lujo pirata dentro del mundo del arte no sólo puede exceder en valor a las marcas, sino que entra en contacto con la eternidad al cancelar su valor de uso dentro de la galería y, si seguimos soñando, en el museo.